En un caso que ha sacudido el mundo de las inversiones digitales, dos individuos, Raymondip Bedi, de 35 años, y Patrick Mavanga, de 40 años, han sido sentenciados a un total de 12 años de cárcel por orquestar una estafa de 1.5 millones de libras en criptomonedas. La sentencia fue dictada el viernes 4 de julio en el Tribunal de la Corona de Southwark, tras una investigación exhaustiva liderada por la Autoridad de Conducta Financiera (FCA, por sus siglas en inglés).
Entre 2017 y 2019, Bedi, de Bromley, y Mavanga, de Peckham, se dedicaron a engañar a por lo menos 65 personas. El método empleado por los estafadores era relativamente simple, ya que llamaban por teléfono a sus victimas y los convencían de entrar a un sitio web de aspecto profesional donde les ofrecían altos rendimientos por inversiones falsas en criptomonedas. Al final, las víctimas perdieron más de 1.5 millones de libras en total.
El juez Griffiths no se anduvo con rodeos al sentenciarlos. Dijo que ambos fueron los cerebros de una operación que «engañó a las víctimas con promesas falsas de consultoría en criptomonedas» y que básicamente se pasaron las leyes financieras por el arco del triunfo. Bedi se llevó 5 años y 4 meses tras las rejas, mientras que a Mavanga le cayeron 6 años y medio. Además, Mavanga tuvo el descaro de borrar grabaciones de sus llamadas después de que arrestaran a Bedi en marzo de 2019, lo que le valió un cargo extra por obstruir la justicia.
Ahora, las autoridades están trabajando para recuperar el dinero que estos criminales se embolsaron con la estafa. Steve Smart, uno de los jefes de la FCA, no pudo ser más claro: “Bedi y Mavanga defraudaron despiadadamente a decenas de víctimas inocentes, y es justo que hayan recibido estas condenas de prisión. Los delincuentes deben tener claro que cometer un delito tiene un coste y buscaremos que lo paguen.”
La FCA aprovechó para lanzar una advertencia: si alguien te contacta de la nada con una oferta de inversión demasiado buena para ser verdad, desconfía. Lo más probable es que sea una trampa.
Este caso es un recordatorio de que el mundo de las criptomonedas puede ser un campo minado, y hay que andar con mucho cuidado antes de poner el dinero en cualquier sitio.
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